La palabra embrague suicida proviene del término inglés “suicide clutch”.
Sin duda su nombre proviene de la dificultad de su uso, lo que convierte la conducción de las motocicletas equipadas con este tipo de embragues, en algo verdaderamente peligroso.
Funcionamiento del Embrague suicida

Motocicleta equipada con embrague suicida
Por explicarlo de manera fácil podríamos decir que su funcionamiento es sencillo, consiste en embragar un pedal con el pie izquierdo y cambias de marcha mediante una palanca manual (también denominado “jockey shifter”) con la mano izquierda. Aunque en algunos modelos de motocicletas pueden encontrarse modificada la situación de los mandos.
En la mayoría de los casos el embrague no tiene dos posiciones (embragado y desembragado), sino que actúa con un muelle, que si no está apretado desembraga, lo que provoca situaciones comprometidas, por ejemplo al tener que apoyar el pie izquierdo en un semáforo la motocicleta engranaría una marcha y se pondría en movimiento.
Por este motivo podemos encontrar algunos embragues suicidas que tienen dos posiciones, similares a los fabricados en su momento por Harley-Davidson e Indian que permitían al conductor bloquear el pedal de embrague para poder poner los dos pies en el suelo.
Historia de los embragues suicidas

Modelo Indian con embrague suicida
Aunque Harley Davidson montó en 1915 la primera transmisión multi engranaje, no fue hasta los años 20 cuando se empezaron a fabricar este tipo de embragues de forma generalizada, manteniéndose prácticamente hasta la década de los 50.
En un principio la palanca de cambio se solía situar debajo del asiento del piloto y era conocida como “palanca de cambios de palmada”, posteriormente se instalarían las palancas “jockey shifter” montadas directamente en la trasmisión quedando situadas al lado del depósito y más a mano del piloto.
Peligros de un embrague suicida
Los embragues suicidas necesitan de un periodo de aprendizaje para acostumbrarse y dominarlos.
La razón principal por la que se colocan actualmente estos obsoletos, incómodos y peligrosos embragues no es más que puramente estética (el gusto por las choppers de la vieja escuela), ya que con ello se consigue una mayor limpieza en el manillar.
Buscando esa misma “limpieza en el manillar” se llega a combinar con la ausencia del freno delantero, despejando así casi totalmente el manillar. La moto se convierte en un verdadero peligro al necesitar en muchas ocasiones los dos pies (freno y embrague) y al no poder apoyarlos se provocan situaciones realmente embarazosas.
Otra dificultad añadida a la hora de utilizar un embrague suicida, es la necesidad de soltar la mano izquierda del manillar para reducir, lo que provoca dificultades para girar hacia ese lado o simplemente para la conducción en ciudad o carreteras viradas donde tengamos que cambiar frecuentemente de marchas.